Tienen Razón de temerle a Julián Conrado, es un Hombre armado con una canción

jueves, 11 de agosto de 2011





















Han transcurrido 70 días del secuestro y prisión en Venezuela del cantor del Pueblo colombiano Julián Conrado. 

Estos largos días de encarcelamiento del compañero, se han debatido entre la angustia y la incertidumbre por no saber de su paradero (desde que nos enteramos que fue secuestrado en Barinas), el Gólgota que ha significado tener acceso a él, luego de que se conociera que está retenido en la sede del SEBIN en Los Cortijos.

Sin contar los vaivenes diarios en la lucha incansable porque le sean respetados los derechos fundamentales: que puedan tener acceso a él sus familiares, que tenga una atención médica adecuada, y pueda recibir la asistencia de los abogados que han estado a la orden de su defensa desde el mismo momento del secuestro. 


Estamos hablando de un militante de la lucha revolucionaria de Colombia, ya desmovilizado y enfermo, que llegó a Venezuela buscando refugio y apoyo en nuestra Revolución, con tan mala suerte para Julián, que llegó en el momento justo en que los intereses de Estado por “sostener buenas relaciones entre Colombia y Venezuela”, pasaba por el hecho de que en nuestra República Bolivariana ocurriera la entrega de Joaquín Pérez Becerra al gobierno de  Santos.

Lo que se podría entender como una reedición del “Plan Cóndor” en la que ahora Venezuela captura y entrega personas por encargo del gobierno Colombiano. 
Desde Colombia no se hicieron esperar los agradecimientos presidenciales y halagos al Estado venezolano, por la captura y pronta entrega “El Cantor de las FARC”.

Yo me pregunto: ¿qué interés puede tener los Estado Unidos, por un cuadro de base de las FARC y que ofrece como recompensa por su captura 2.500.000 dólares? ¿Qué peligro representa un hombre al que se le ha conocido más por sus canciones, que por acciones militares en la lucha de dos ejércitos en pugna? Me atrevo a responder  por conocimiento de causa del peso moral y espiritual que tiene la canción comprometida con la vida, que sus perseguidores saben más peligroso a un cantor con sus canciones, que un combatiente en armas; al segundo se le puede borrar de un balazo, mientras que el primero reposa en la memoria de la gente. 

En contra del compañero no sólo pesan las acusaciones de ser terrorista, guerrillero o bandolero, sus enemigos de clase  saben que hay una carga de mayor peso, pues ha logrado nombrar desde la altura del amor, lo que un Pueblo preso, masacrado y perseguido no ha podido decir.

“Sólo la conciencia de los pueblos eterniza al hombre y convierte en inmortal su credo” Alí Primera  

Es entonces Julián Conrado un hombre peligroso que ha hecho del canto un arma de lucha por la liberación del pueblo colombiano, por la paz con dignidad y socialismo en el mundo. Es su oficio ser cantor, es una voz que pregona al mundo desde la selva colombiana las injusticias que padece el Pueblo, como también, la posibilidad de una Revolución que con el socialismo erradique las desigualdades y la pobreza. 

Quiero en vez de una fusil en mis manos llevar una flor, sé lo terrible que es la guerra para la humanidad, soy un hombre que lucha pensando en sembrar el amor, precisamente soy guerrillero porque amo la paz…
Anoche soñé con un mundo humano ya sin rencor, qué pesar tener que despertar de este sueño tan lindo, como ya no existían oprimidos tampoco opresor, fundíamos los fusiles pa´ hacerle columpio a los niños.  J.C.

Es Julián un cantor preso en Venezuela, lo de ser fariano es consecuencia histórica de la realidad colombiana, donde empuñar la guitarra para cantar al pueblo o un fusil da lo mismo a la oligarquía; padecemos la vergüenza de tener en una celda venezolana a Víctor Jara, Alí Primera, Violeta Parra, Benjo  Cruz, Mercedes sosa, Facundo Cabral, estamos presos los cantores junto a Julián Conrado.

Cualquiera que sea mi suerte en lo adelante sea la vida o sea la muerte no habrá cabida para el dolor

Hermano, toma mis manos, suma mi canto si es necesario para ir luchando, combatiremos la indecisión

No podemos elegir entre vencer o morir ¡es necesario vencer!...

Amando venceremos, JULIÁN

Por el asilo  y la libertad del compañero seguimos cantando

  Centauro Saher
Cantor venezolano