Cuento: Primera Vez

viernes, 27 de septiembre de 2013




Al abrir la puerta, él se encuentra con ella. Una mujer esculpida a caricias, con una mirada vestida aún de mocedad. De blanca piel y desnuda sin reservas, ocupa la mitad de la cama y el aire entero, todo lo colma con su olor a orgasmo reciente.

Él reposa su mirada absorta sobre la cordillera de sus muslos, y se pierde en el hálito que perfuma el cuarto. Recuerda que apenas son las ocho de la mañana de un domingo. Caminando lentamente hacia la cama, y sin perder la expresión de sorprendido en el rostro, deja caer el paño que ceñía en su cintura.

Queriendo dominar los nervios dice:

-         -  Hola, buenos días.

Ella, con una sostenida paz en la mirada extiende su mano para alcanzarlo, como invitándolo a subir a una estrella fugaz, entonces, sin evasiones, cerró con un beso el umbral tembloroso de su boca, y no hubo más palabras.

El palmoteo de los cuerpos irrumpía en el silencio, y al compás lividinoso lo acompañaba el coro jadeante, que en canon,, armonizaba el lienzo colorido de sexo, en el que se ha convertido la cama.

Después de un estrepitoso gemido perdió voz el amasijo de cuerpos. El seísmo que sacudía las sabanas cedió su vigor, todo se redujo a un profundo sopor en la blanca habitación. Desde afuera, la luz más brillante todavía, rasgaba la cortina.

Ella tratando de incorporarse sobre un almohadón, le susurra:

-          - ¡Me encanta esta primera vez!

Con una cómplice sonrisa de satisfacción, él se abraza a sus senos, y le responde:

-          Y pensar que ya van más de 5 años desde la primera ,“primera vez”, que hicimos el amor, y aún me sigues sorprendiendo…

Desde la puerta, una voz pequeña se deja escuchar sin cruzar el marco:

-          - Mami. Papi. Mi hermanito y yo, ¡tenemos hambre!

Son las ocho y cuarenta y cinco del domingo.